La Comisión Europea aprobó este miércoles un proyecto de directiva que amplía la lista de delitos ambientales y prevé la imposición de sanciones más severas, incluidas fuertes multas por violar empresas y penas de prisión de al menos 10 años para las personas condenadas por hechos más graves. La nueva directiva tiene como objetivo fortalecer la protección de la naturaleza y el medio ambiente y garantizar que todos los países impongan sanciones disuasorias lo suficientemente severas como para prevenir, en particular, daños intencionales o negligentes.
El vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Frans Timmermas, dijo después de aprobar el proyecto de ley que «permitir que los infractores actúen con impunidad socava nuestro esfuerzo colectivo para proteger la naturaleza y la biodiversidad, combatir la crisis climática, reducir la contaminación y eliminar los desechos». El comisario europeo de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, recordó que «los delitos ambientales causan daños irreversibles y duraderos a la salud humana y al medio ambiente, pero es difícil de investigar y a menudo se tratan sanciones».
La directiva propuesta establece nuevas categorías de delitos a nivel europeo, que deben ser severamente castigados por la legislación nacional de cada país. Los nuevos delitos incluyen la tala ilegal, el lavado ilegal de barcos, la extracción ilegal de agua, el vertido de sustancias tóxicas de los barcos, las violaciones graves de las regulaciones sobre especies invasoras o las violaciones graves de la legislación sobre productos químicos.
Bruselas considera que las leyes nacionales sobre estos delitos son muy divergentes y, en general, muy laxas y tolerantes con los delincuentes. Y enfatiza que las grandes empresas no evitan la infracción si se dan cuenta de que solo enfrentarán sanciones administrativas. La Comisión cita como ejemplo de esta impunidad el caso Volkswagen, que realizó una manipulación masiva de los motores para ocultar el verdadero nivel de emisiones.
El proyecto de directiva tiene como objetivo acabar con esta impunidad. Esto obligará a los Estados miembros a imponer sanciones adicionales a las multas. «Para las empresas, estas sanciones adicionales suelen ser más disuasorias que simples multas», dijo la Comisión Europea. Sanciones adicionales incluyen la obligación de reparar el daño ambiental causado, la exclusión de cualquier programa de ayudas públicas, la revocación de las autorizaciones para el ejercicio de la actividad en la que se cometió el delito, la liquidación de la empresa o el cierre temporal de alguna de las sus estructuras.
Los responsables de delitos ambientales que causen la muerte o pongan en peligro la vida de las personas también deben ser condenados a una pena máxima de prisión de al menos 10 años, conforme a un proyecto de ley aprobado por la Comisión.
El texto especifica las circunstancias agravantes que deben tenerse en cuenta para imponer las sanciones más severas. Esta lista incluye haber causado daños irreparables, haber utilizado documentación falsa o haber obtenido un gran beneficio económico de la infracción. La directiva también establece plazos mínimos para evitar el plazo de prescripción por infracciones. En los casos más graves, pueden ser investigados y sancionados durante al menos 10 años de su comisión.
Bruselas espera que la directiva obligue a los estados a endurecer el enjuiciamiento y castigo de los delitos ambientales. Y señala el comercio ilegal de madera, que es desenfrenado en países como Rumania, como un área de especial preocupación. La Comisión abrió un caso en diciembre de 2020 contra este país por incumplimiento de la normativa de la UE y por mantener una vigilancia muy laxa de la deforestación. El año pasado, los traficantes de madera incluso mataron a dos guardabosques que intentaban detener su negocio.
La Comisión observa que el tráfico ilegal de madera solo se castiga con la pena de prisión en 17 de los 27 países de la UE. Según Bruselas, las regulaciones nacionales también son muy indulgentes con la extracción ilegal de agua, una actividad ilegal en la que «los controles son raros y las sanciones muy bajas», según un informe reciente del Tribunal de Cuentas de la UE. Según la Comisión, las sanciones son demasiado bajas, incluso para los promotores inmobiliarios que no realicen un estudio de impacto ambiental o realicen las obras sin esperar la autorización necesaria.